Reseña publicada en Facebook en el año 2018, no disponible actualmente el enlace.
Hola Sergio, soy
Joaquín. Como sabes, no participio en ninguna red social, de ahí que aproveche el perfil de Facebook de mi mujer, para agradecerte públicamente el mes que has estado enseñándome a construir
una guitarra.
Durante estos días, he podido ver la capacidad de trabajo que tienes, tu constante
búsqueda de la perfección, la inconformidad que muestras ante cualquier cosa que no quede de diez, la calidad en el acabado de cada cosa que haces, tu habilidad para enfrentarte una y otra
vez al cuarto de milímetro, tu precisión de cirujano, y el esfuerzo desinteresado que le dedicas a cada pieza por minúscula que sea. Igualmente he podido darme cuenta de que crees firmemente
en el místico pero a la vez científico planteamiento de los espesores, también de tu profundo respeto a la tradición de los auténticos guitarreros de la escuela de Granada, de la que formas
parte, y en definitiva a su "padeia".
Eres una persona muy inquieta interiormente y creativa en tu faceta de artesano-artista,
como definió Paco de Lucía a los guitarreros. El hombre de los mil inventos, como yo te digo, no ha dejado de sorprenderme una y otra vez con su ingenio, sacándose de la chistera un útil o
artilugio que mejore o asegure la ejecución más correcta de alguna de las partes de la guitarra.
También hemos podido conocernos algo como personas durante prolongadas jornadas de
trabajo, algunas veces con la luna por testigo como en el último lunes. Eres una persona que no se prostituye para adaptarse a la dinámica del sistema, una persona que no se las da de nada,
una persona humilde y simple, algo que, como te he podido decir me parece muy difícil, una buena persona. Una persona que atesora los muchos secretos del guitarrero granadino que ha querido
transmitirme desinteresadamente, sin tener necesariamente que hacerlo. Eres un privilegiado que vive donde quiere, trabaja en su casa y que en cierta forma es dueño de su tiempo, aunque la
valentía de buscar esto te hiciera pasar por el “...mire usted, yo estoy arruinado...”; aún recuerdo la conversación y me rio. Me alegro de que te haya salido bien y como tú dices... “ahora
estoy empezando a levantar la cabeza”.
Tu éxito es fruto de la pasión que pones y de tu constancia en el trabajo. Ante tal
dedicación, tus maderas te regalan momentos de placer como cuando hueles el aroma mentolado del ciprés, los olores dulces y cítricos del cuasi-sagrado palosanto o el perfume tan embriagador y
sublime que desprende el cedro, me refiero a aquel que quisiste compartir conmigo cuando me dijiste “ven y huele esta costilla Joaquín”, la cual me llevo yo.
Del taller que voy a decir..., ha sido mi casa en el pueblo, es un lugar muy romántico,
una auténtica maravilla que tiene un encanto tremendo, es algo que nunca olvidaré. No sé si será la orientación, la ubicación, la luz, la montaña, el pueblo, la fuente, el paseo a media
mañana, las cuestas, los árboles frutales, el empedrado de los muros, el encalado de las casas, sus ristras de pimientos colgados, el encerado de las tablas en la puerta, donde el tiempo
parece que no existe, o qué.
Me venía a la cabeza frecuentemente lo que serían los talleres de la Sevilla del siglo
XVII con Pacheco, Velázquez, Alonso Cano, Montañés, Juan de Mesa, etc. Este es un taller de esa época en el siglo XXI, donde también se le dan vueltas a las cosas, se amplían conocimientos,
se consultan libros, planos, se observan las estructuras, el comportamiento de los materiales, las proporciones, la armonía del conjunto, donde se argumenta el por qué cada vez que me has
dicho que hiciese algo de una determinada manera, de esta forma me ha sido más “fácil”, donde se experimenta y se tiene la intención de experimentar más cuanto no dejes de recibir encargos
desde Los Ángeles hasta Pekín, pasando por Europa.
Es una "wunderkammer" de la que en vez de acumularse los objetos, los que nacen de ella,
se reparten por el mundo. Quizás ese sonido tan brillante y tan lejano de tus guitarras sea también el de tu corazón, al menos eso piensan los puristas cuando dicen que la guitarra lleva la
personalidad de la persona que la ha hecho, en este caso en forma de Música.
Gracias por tu generoso magisterio. Si como guitarrero eres extraordinario, como maestro
no te quedas atrás, no pierdas nunca el aura que posees.
Sería injusto si me olvidara de tu hermano José Miguel, el talabartero, así que aprovecho
igualmente el momento para mostrarle mi gratitud, ya que ha estado ayudándome en todo momento que lo he necesitado, en más cosas de las que yo hubiera querido, pero los días iban pasando; sin
él no hubiera sido posible tampoco, gracias nuevamente, esta vez por lo detallista que eres en tu trabajo y también por tu generosidad como persona.
Me llevo una guitarra ligera, etérea, casi ingrávida, aromática, bellísima para mí, un
trozo de Granada que lleva en su roseta a Sevilla, una gran guitarra que supera la definición de instrumento, que conserva una historia, la historia de mi mes de septiembre en Mecina
Bombarón, donde me palpitó el corazón más de la cuenta cuando me dijiste "ahora tienes que escribir algo en el interior de ella", algo que te gustó, que era lo que sentía en ese momento, la
guitarra va dedicada a ella, tú sabes.
También me llevo una gran experiencia, haber conocido a un heredero de la cultura
guitarrera de "Graná" y haber visto su "tecné". Gracias por tocar para mí Lagrima de Tárrega porque mi ignorancia la desconocía.
Sin más, me despido, habiendo tratado de dibujarte con palabras las cosas que sentí,
gracias maestro, gracias amigo.